EL TEMA ES: EL PECADO DE LA LENGUA.
HAY MUCHOS QUE HABLAMOS Y PARECEMOS SER MAESTROS, PERO NOS TENEMOS QUE DETENER A PENSAR ALGO MUY SERIO, Y ES QUE CUANTO MÁS HABLAMOS: MÁS SEREMOS JUZGADOS POR LO QUE DECIMOS.
SI ALGUNO NO PECA CON LA PALABRA, ES PERFECTO, PORQUE PUEDE DOMINAR TODO SU CUERPO.
LA LENGUA ES EL MIEMBRO MÁS PELIGROSO DEL CUERPO HUMANO.
A LOS CABALLOS SE LES PONE FRENO EN LA BOCA Y SE LES DOMINA TODO EL CUERPO. A LAS NAVES GRANDES, LLEVADAS POR LOS IMPETUOSOS VIENTOS, SE LAS DOMINA CON UN PEQUEÑO TIMÓN. ASÍ LA LENGUA SIENDO UN MIEMBRO PEQUEÑO SE ATREVE A GRANDES COSAS.
UN POCO DE FUEGO QUEMA TODO UN BOSQUE; LA LENGUA INCLINADA A LA MALDAD, INFLAMA TODA NUESTRA VIDA.
EL HOMBRE HA DOMADO TODA CLASE DE FIERAS, PERO NADIE HA PODIDO DOMAR LA LENGUA. ES UN AZOTE IRREFRENABLE Y ESTÁ LLENO DE VENENO. CON ELLA BENDECIMOS AL SEÑOR Y MALDECIMOS A LOS HOMBRES, QUE HAN SIDO HECHOS A IMÁGEN DE DIOS. DE LA MISMA BOCA SALE LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN. ¡Y ESTO NO DEBE SER ASÍ!
¿ACASO UN MANANTIAL PUEDE DAR AL MISMO TIEMPO AGUA DULCE Y SALADA?
POR ESO DEBEMOS PENSAR BIEN EN LO QUE DECIMOS CUANDO HABLAMOS; MÁS VALE HABLAR POCO Y BIEN PENSADO, Y NO MUCHO, CON LO QUE PODEMOS CAER EN PALABRAS INDEBIDAS: HERIR A ALGUIEN CON UNA PALABRA DE MÁS O INOPORTUNA; JUZGAR SIN SABER A CIENCIA CIERTA EL HECHO O LA SITUACIÓN DE UNA PERSONA. LOS JUICIOS SIEMPRE HAY QUE DEJÁRSELOS AL SEÑOR, EL JUICIO HUMANO NUNCA ES JUSTO. JESÚS DIJO: "EN LA MEDIDA QUE JUZGUÉIS, SERÉIS JUZGADOS" Y "NO JUZGUÉIS SI NO QUERÉIS SER JUZGADOS".
LA SITUACIÓN PSICOLÓGICA DE UNA PERSONA, LAS VIVENCIAS DE SU INFANCIA, ADOLESCENCIA Y ADULTEZ, HACEN QUE UN MISMO HECHO LO VEAMOS DIFERENTE A COMO LO SIENTE ESA PERSONA.
LA PODEMOS AYUDAR, ACONSEJARLA, LLEVARLA A SOLUCIONAR SU SITUACIÓN, COMO LO HARÍA JESÚS, PERO NUNCA JUZGARLA. TRATEMOS SIEMPRE DE DAR PALABRAS DE ALIENTO, DE MISERICORDIA, DE ALEGRÍA, DE APOYO, DE SINCERIDAD.
NO MINTAMOS NUNCA, LA MENTIRA Y EL ENGAÑO NO VIENEN DEL SEÑOR. NO REZONGUEMOS POR NADA ANTE UN CONTRATIEMPO, DIGAMOS: JESÚS, SÁCAME DE ESTE ENREDO, AYÚDAME A SOLUCIONAR ESTE PROBLEMA. ES MUCHO MÁS FÁCIL Y EFECTIVO: EL SEÑOR NOS AYUDA, NO NOS PONEMOS NERVIOSOS Y NO FASTIDIAMOS A LA PERSONA QUE TENEMOS AL LADO.
SIEMPRE PALABRAS DULCES Y DE BENDICIÓN; JAMÁS LA MALDICIÓN.
RECEN POR LOS QUE LOS MALDICEN, PARA QUE SE CONVIERTAN Y USTEDES NO RECIBAN MÁS MALDICIONES. CONSEGUIREMOS ASÍ UNA BUENA ACCIÓN PARA NUESTRO SEÑOR Y NOS SACAREMOS DE ENCIMA AL MALDICIENTE. DIGAN: JESÚS, HAZ QUE CAMBIE ESTA MALA PERSONA (DIGAN SU NOMBRE), ALÉJAMELA DE MI LADO PORQUE NO ME HACE BIEN. Y YO CON TODA DULZURA LES DIGO HASTA LA PRÓXIMA Y QUE LA PAZ DEL SEÑOR ESTÉ CON USTEDES.
SUFRIR POCO O MUCHO, PERO SUFRIRLO POR DIOS: ES SUFRIR COMO SANTO.
